La poesía cubana ha ido cambiando y adaptándose a los nuevos tiempos. Desde la llegada de la Revolución y a partir de los años 60, esta persiguió unas pautas muy ligadas al proceso revolucionario. No es hasta los años 80 cuando se pone en marcha el llamado “periodo de rectificación”, que supuso un espíritu crítico y una mayor apertura a la renovación, y que salpicó de manera directa en la literatura y, claramente, en la poesía. Nelson Simón González pertenece a la conocida Generación de los Ochenta caracterizada por un estilo más distintivo que su anterior generación de poetas.
Nelson Simón González (Pinar del Río, 1965) es una de las principales voces de la lírica contemporánea cubana. Es poeta, editor y escritor de literatura infantil y Director de la editorial Cauce, Uneac. Su obra ha recibido premios importantes como Julián de Casal en el año 2000; Premio Oriente de literatura infantil y La Edad de Oro de poesía en 2002 o el Premio de la Crítica Literaria de cuento en 2010, entre otros. Además, obtuvo la Distinción por la Cultura Nacional que otorga el país por su contribución al patrimonio de la cultura cubana.
Entre sus obras de poesía más destacadas se encuentran: La Ciudad de nadie,1992; Con la misma levedad de un náufrago, 1994; y De la mala memoria y el verano, 2008.
La ciudad de nadie (1992)
La ciudad de nadie fue escrita en 1992 y sus versos cuentan la evolución de sus 30 años de vida literaria. Nelson Simón, que comenzó con la poesía en la adolescencia y es un gran defensor de la lírica infantil, proyecta en esta serie de poemas las experiencias vividas durante esos treinta años de vida literaria.
Con la misma levedad de un náufrago (1994)
Esta obra, publicada en 1994, recoge los sentimientos de quienes rodean al autor como espectros y que en su voz reflejan dudas y angustias. En esta obra aparece el poema “El peso de la isla”, en el que describe el sufrimiento de un país, su país, y que no sabe a dónde se dirige.
El peso de la Isla
Y ahora que soporto el peso de la isla,
que cargo con mi país
como quien carga una pesada cruz
o el más necesario de los equipajes,
no sé hacia dónde voy,
no sé lo que me aguarda si logro amanecer
y tocar otro día, otro peligro de humo en la garganta
haciéndome toser para intentar ser puro
en la espesura de un café demasiado mezclado
que puede no esperarme,
en un amor de bestia que se escapa
al verse acorralada,
de animal manchado
que inevitablemente se remonta
hacia su propia trampa.
De la mala memoria y el verano (2008)
De la mala memoria y el verano demanda una lectura precisa para alcanzar la plena comunión con el universo estético y vivencial de su autor.
El tiempo, la permanencia, la capacidad de la poesía para trascender, la fugacidad de lo vivido, la belleza, son los motivos que mueven a Nelson Simón en su afán de perpetuarse en la memoria.