Cuentos cubanos, aprende a contarlos

La narración de historias es la manera más efectiva y comprobada de transmitir el significado de un ser humano a otro. Los cuentos cubanos también comunican valores y habilidades.

Ha estado sucediendo desde el principio de los tiempos cuando nuestros primeros antepasados ​​se pararon alrededor del fuego tribal.

Así es como las civilizaciones transmiten su sabiduría a la próxima generación. Así es como las religiones transmiten las sagradas enseñanzas de su fe. Y así es como los padres transmiten, a través de cuentos de hadas, los valores que quieren transmitir a sus hijos.

Estas son algunas de las razones por las que contar historias de cuentos cubanos

  • Establece rápidamente la confianza y la conexión entre el hablante y el oyente.
  • Aumenta la receptividad, capta la atención, involucra las emociones y permite que el receptor participe, cognitivamente, en la narración.
  • Comunica valores, no solo habilidades,
  • Disminuye el tiempo de enseñanza y construye comunidad
  • Ayuda a las personas a dar sentido a su mundo dando forma a las percepciones a través del subconsciente, replantea la frustración, la paradoja y el sufrimiento.
  • Cambia el comportamiento y proporciona una manera confiable para que las personas recuerden, recuperen y vuelvan a contar un mensaje significativo.

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Cómo contar cuentos cubanos

Las buenas historias nos atrapan. Los cuentos cubanos nos hacen entrar, nos transportan y nos permiten vivir y viajar visualmente a través de la experiencia de otra persona.

Los cuentos cubanos compartidos aceleran la conexión interpersonal. Por ello aprender a contar historias ayuda a capturar, dirigir y mantener la atención de los demás que es una habilidad clave de liderazgo.

La narración de cuentos cubanos también ayuda enormemente a cualquiera que hable o presente frente a una audiencia.

Sin embargo, por más que amemos escuchar las historias de otros, la mayoría de las personas no se consideran buenas narradoras de cuentos cubanos.

A menudo algunas razones son: se tiende a divagar y perder el hilo, se tiene dificultades para medir el interés, no se está seguro de cuantos detalles usar al contar cuentos cubanos o simplemente no tener buenos cuentos para compartir.

Pero el hecho de que algo sea incómodo no significa que esté mal. Aprender a contar cuentos cubanos con confianza es un esfuerzo que vale la pena.

Hay una buena razón para contar cuentos cubanos

Retenemos historias como en este caso los cuentos cubanos, mucho más tiempo que los datos, y hemos evolucionado para escuchar y aprender de ellos.

Las historias sustentan culturas de empresas, organizaciones y países enteros. Por ello se puede aprender muchísimo con cuentos cubanos.

Todo el mundo puede aprender a contar historias y cuentos cubanos. Lo mismo puede decirse de las anécdotas, que son básicamente historias cortas.

Un estudio de investigación de Stanford mostró que solo las historias tienen una tasa de retención del 5-10%, pero cuando se combinan con anécdotas, la tasa de retención aumenta al 65-70%.

La realidad es que muchos de nosotros no nos preocupamos por las historias o cuentos cubanos, no porque no las consideremos importantes, sino porque no estamos seguros de cómo contarlas bien.

Estos son algunos de los mejores consejos sobre cómo abrazar al increíble narrador que se encuentra dentro de todos nosotros.

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Mantén un registro del contenido de la historia

Es mucho más fácil narrar los cuentos cubanos o las historias correctas si tienes una lista para seguir.

Apuntar notas sobre el contenido es esencial para una buena historia: triunfos, desafíos, tiempos de perseverancia, etc.

Para comenzar, pasa una hora solo pensando en las experiencias que has tenido en las que has superado dificultades.

Una vez que lo hagas, descubrirás que puedes hacer una lista a la que puedes recurrir cuando lo necesites.

Cuando tengas puntos importantes, combínalos con una historia

Para contar historias o cuentos cubanos, solo necesitas hacer una pausa y recordar hacerlo. Luego revisa la lista que acabas de hacer.

La próxima vez que te encuentres contemplando qué palabras quieres decir, también considera qué historia o cuento cubano ayudaría a respaldar lo que quieres contar o transmitir.

Descubrirás que te ayudará a comunicar tu mensaje y también a que el oyente lo escuche.

Literatura y narración oral

Diferencias entre el texto escrito y el narrado de viva voz

El lenguaje de la oralidad es flexible y el cuento escrito mantiene su lenguaje literario inalterable.

La oralidad permite reiteraciones en la búsqueda de la comunicación, con un lenguaje coloquial, conseguido solo con una rigurosa preparación del narrador.

Los cuentos cubanos no se narran de memoria. Es el mismo cuento, pero recreado, reelaborado, que admite improvisar y enriquecer situaciones.

El cuento narrado es la recreación de las imágenes leídas que toman vida en boca del narrador; ello le confiere la categoría de arte viviente.

La narración oral conlleva una forma de comunicación de una vivencia, por lo que llega al público con la fuerza de algo real.

En la narración oral se produce una síntesis del texto, dada a través de la gestualidad, que sirve para sugerir y, en ocasiones, sustituye a la palabra.

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El arte del narrador oral posee recursos propios

El lenguaje verbal que se matiza con lo vocal, los lenguajes no verbales, las pausas para conferir determinada intención y ganar intensidad dramática, utilizados según convenga al que cuenta; el ritmo de la narración y la reiteración de palabras.

Este último recurso, muy efectivo, viene directamente de lo conversacional para enriquecer la comunicación.

Algunas partes de los cuentos cubanos narrado se transforman en acción y pasan a lenguaje directo (diálogos, soliloquios, y otros recursos), gracias a la reelaboración del cuento que el narrador realiza durante su estudio.

Cuando el narrador desarrolla la trama de los cuentos cubanos va incorporando personajes con ciertas características que los hacen diferentes entre sí, pero “no los representa”.

Para conseguir este efecto no es indispensable realizar cambios de voces ni imitaciones; esto se consigue mediante un estudio profundo de los rasgos del carácter de los personajes.

No obstante, si el narrador posee la capacidad de hacer voces, es lícito, siempre que cada personaje conserve su voz hasta el final de la historia.

El narrador cuenta con el público y no para el público.

En el acto de contar se logra una interacción entre el narrador y el auditorio mirando directamente a sus ojos, lo cual no es posible hacer durante una lectura en voz alta.

Estas son algunas de las diferencias entre la lectura de un texto literario y la narración oral de viva voz, aunque seguramente no serán las únicas.

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Haz prácticas

Existe una percepción errónea de que los grandes narradores pueden sacar estos hilos de sus sombreros y entregarlos con aplomo.

Los mejores cuentos cubanos son historias bien contadas, porque mejoran con cada narración.

Contar un cuento es jugar, es compartir, es viajar. Es, como decía Eurípides, poder. El poder de comunicar y transportar a alguien a cualquier lugar que te deje una historia. Pero contar/narrar no es fácil.

Si quieres mejorar al contar cualquier historia, comienza a publicarla para varios grupos de personas.

Aprenderás de cada experiencia. Y en lugar de envejecer, mejorarás.

Una advertencia: si quieres variar el público también contarás tus historias. Practicar es importante, pero no quieres ser conocido por contar las mismas historias a las mismas personas.

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